Konstantin Liberov, fotógrafo ucraniano, captura esta esencia en sus palabras: 'Aquí, en el frío y el barro, no hay fiestas. Hacemos esto no por nosotros, sino por los demás'. En su sacrificio y su firmeza, los soldados ucranianos son como faros en la oscuridad, recordándonos que, ya sea el 25 de diciembre o el 7 de enero, la guerra persiste, y con ella, la indomable esperanza y resiliencia de un pueblo que se aferra a su identidad y a su futuro, incluso en los días más oscuros."
Cómo Occidente permitió el genocidio en Mariúpol con su obsesión equivocada con Azov
					Más de un mes ha pasado desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania. Los…